23/2/09

Concurso de Cuento "Remedios Varo"

Hace unas semanas se realizó este concurso y aquí tenemos a los cuentos ganadores:
El Laberinto Medieval, por Aarón Cruz que ganó el tercer lugar.
El Laberinto de Nervo, por Alan Torres que obtuvo el segundo lugar.
Laineg Onub, por Bruno Vázquez que alcanzó el primer lugar.
Así que aquí los tenemos...

El Laberinto Medieval
Un día, en una aldea medieval, un Rey hizo un concurso.
El concurso consistía en una carrera en un laberinto muy grande, lleno de obstáculos y muy difícil de resolver en esos tiempos. Los concursantes debían navegar hasta llegar a la torre más alta, agarrar el búho y llevárselo al Rey.
El premio sería volverse Rey por un día. Obviamente todos querían participar, pobres, ricos, fuertes, débiles, etc.
En dos días inició la carrera, los ricos iban adelante pero con trampas. Una de las trampas que hicieron fue golpear a los demás y hundirlos; otros le daban regalos al Rey para que no los descalificaran, y lo peor que hicieron algunos fue robar el mapa del laberinto.
Cuando llegó a la meta el primer concursante, se dio cuenta de que no podía agarrar al búho así que se enojó y se fue.
Poco después llegó un campesino. Aunque él sabía que había perdido, no se desanimó, ya que se había divertido mucho.
Fue a ver si el búho seguía ahí y para su suerte sí estaba. Él sí lo pudo agarrar y ganó el concurso.
En su coronación se apareció un hechicero y les dijo que había hechizado al búho para que solo los que ganaran justamente lo pudieran tocar.
Fin

El Laberinto de Nervo
A un muchacho llamado Bruce le encantaba jugar a resolver laberintos con su amigo Lalo. Un día, Bruce encontró en Internet un laberinto real, le contó a Lalo y se armaron de valor y compraron, con lo que tenían ahorrado, mochilas, dos palos para caminata, cantimploras y bolsas para dormir.
-Mañana hay clases, ¿Cómo le hacemos para faltar?-Dijo Bruce
-¡Ya lo tengo!, hay que decir que estamos enfermos.
Y así lo hicieron, escaparon y se fueron al laberinto que se encontraba en las grutas de San Antonio Petesburgo. Cuando llegaron se metieron con su ropa para desechar, pues la popó de los murciélagos e muy tóxica.
-Ahí está el laberinto y ya lo resolví.
-Genial.
-Mira, hay que meternos en esos barcos.
-Sí.
-Ya llegamos a la cima. Mira esa ave, parece un colibrí.
-Dice que si le tocamos la panza nos da suerte.
Cuando la tocaron, el laberinto cambió de lugar, ahora parecía estar en París o Italia.
-Tengo miedo- Dijo Bruce
-No te preocupes, estamos a salvo. El ave nos dio suerte.
-¿De qué hablas?
-Estamos bien a pesar de lo que pasó.
-Eso sí, pero ¿Qué pasó?
-No lo sé. Creo que no estamos en la tierra, creo que estamos en otro planeta.
-Mira, estoy amarrado.
-Yo también.
-Y el colibrí se está muriendo.
-Tócale la panza.
Cuando se la tocaron, esta vez los niños no tuvieron suerte y el laberinto tampoco explotó en mil pedazos.
-Lalo, despierta. Nos quedamos dormidos.
-Sí, hay que seguir.
-Claro.
-Cuidado con ese colibrí
-Momento, lo he visto en alguna parte pero no recuerdo, ¿Tú si?
-En un sueño.
-Mira, hay puras rocas.
-No nos dormimos.
-Yo creo que sí.
-Esa torre no estaba.
-Ni ese lago.
-Y mucho menos esa jaula.
-Es del colibrí.
-¡Ahhhh!
-Hay que subir.
-Sí.
Los niños subieron y encontraron un huevo rojo, grande, viscoso y algo misterioso.
-Parece un huevo- Dijo Bruce.
-Se mueve.
-Algo va a nacer.
Ahí estaba un ave misteriosa con alas grandes.
-Es un dragón- Dijo Lalo
-¿Cómo sabes?
-Tengo un libro en mi casa.
-Parece que quiere estornudar.
El dragón escupió fuego. Enseguida los niños fueron por la jaula y lo metieron dentro de ella.
-Mira- Dijo Lalo.
-El mar se hace más grande, y salieron barcos.
-Y mira, el dragón crece.
-Me llamo Nervo- Dijo la Bestia
-Yo Lalo.
-Yo Bruce.
-Mmm, Sir Lalo y Sir Bruce.
-Órale, soy un Sith.
-No dijo Sith, dijo Sir.
-Ustedes dos váyanse, no es seguro aquí, yo Nervo os protegeré.
-¿Os?
-Sepa la mocha.
-Bueno, ya nos vamos.
-Adiós.
-Adiós.
Los niños cargaron sus mochilas y se fueron. Cuando crecieron, contaron la historia a sus hijos, los hijos se metieron en la cueva y ahí estaba Nervo posando como todo un Rey y alimentando a su pequeño amigo el colibrí.
Fin

Laineg Onurb
-En un tiempo muy lejano existió un brujo muy malvado que hizo un hechizo y la ciudad, que se llamaba Laineg Onurb, desapareció y quedó hecha un laberinto sumergido en el mar, nadie sabe donde quedó esa ciudad pero se averiguará –dijo Dondeton.
-Nadie cree que exista un brujo y mucho menos una ciudad con nombre tan feo, mejor márchese, no sirve para nada, ese es un muy mal misterio-dijo un hombre misterioso que estaba en la reunión de misterios.
Él era un señor muy raro, flaco, peinado hacia atrás, alto, muy serio, siempre, todo lo que tocaba se veía muy oscuro.
El amigo de Dondeton era muy noble y muy suertudo, siempre le llegaban oportunidades fantásticas.
-Yo te podré ayudar, me llegó una expedición que me permite ir a donde quiera y la acepté. Podemos ir a donde quieres y así resolver el misterio de la ciudad Laineg Onurb ¿si?
Ya que estaban los dos en el océano se encontraron con un tsunami que volteó su barco, pero antes de caerse al agua vieron una cosa negra; y desaparecieron.
Dondeton seguía en el agua, pero veía que alrededor de él había edificios y en el centro de ellos vio una torre que sobresalía y le dio curiosidad, de repente chocó con un barco y se desmayó.
Cuando se despertó estaba en una camilla sobre el agua y llegó al centro de la ciudad, se fijó en los edificios que estaban alrededor del agua y vio que estaba en forma de laberinto.
Las personas que estaban ahí se veían muy tristes; a lo lejos vio a un señor muy raro que se parecía al de la junta de misterios.
Como estaba en la torre se metió por pura curiosidad. Por fuera se veía chica la torre, pero adentro eran escaleras sin final; de repente escuchó que alguien entró y vió la misma cosa negra que vio cuando estaba en el barco y se desmayó.
Cuando despertó estaba en una cámara, como si él mismo fuera un experimento, miró a su alrededor y se dio cuenta de que no estaba nadie vigilándolo así que se escapó de la cámara y había un pasillito con puertas. Abrió la primera que vio, ahí estaba su amigo y le lanzaban pociones y se convertía en un pájaro.
Sintió que alguien estaba atrás de él, de repente apareció el hombre de la junta y se presento (por así decirlo), su nombre era Nala Odihc dijo:
-soy el mago de magia negra-
Y en un dos por tres desapareció. Entonces Dondeton se metió a otra puerta, que era un cuarto de pociones, agarro la primera que encontró y se la tomó, en ese instante sintió una fuerza en el estomago y se convirtió en un mago.
Él quería rescatar a su amigo y quitarle el hechizo, así que fue a buscar a Nala. Cuando lo encontró, después de un gran rato, lo retó a un duelo de magia. Su encuentro no duró tanto, y finalmente Dondeton derroto a Nala.
Después buscó a su amigo y le quitó el embrujo, pero el hechizo fue tan poderoso que se murió. En ese momento la ciudad empezó a dar vueltas, se desvaneció y apareció después en el lugar en donde vivía Dondeton.
Al final se convirtió en una esfera de cristal.
Fin

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